Santiago de Chile, 17 ene (EFE).- Chile, un país que vivió una larga y cruenta dictadura tras el golpe militar de Augusto Pinochet, dio este domingo un ejemplo de normalidad democrática y buen funcionamiento de sus instituciones republicanas, según destacaron hoy políticos y analistas.
Hay pocos países en el mundo, y mucho menos en América Latina, donde con algunas mesas de votación todavía abiertas y apenas media hora después del primer escrutinio parcial, el candidato perdedor reconozca su derrota por menos de cuatro puntos.
Y menos frecuente aún, que la presidenta de la República telefoneé para enviar un entusiasta y sincero mensaje de felicitación al candidato de la oposición, con los canales de televisión transmitiendo en directo.
Pero lo que no tiene parangón en los países de la región es que los dos protagonistas de la jornada, el derechista y vencedor de los comicios, Sebastián Piñera, y el oficialista Eduardo Frei, comparezcan juntos en público acompañados de sus respectivas familias.
Las muestras de respeto, apoyo y admiración que ambos se dedicaron fueron sólo la continuación de la primera aparición pública de Frei, que apenas media hora después de conocer los primeros resultados, reconoció su derrota.
La normalidad democrática se vivió ya desde primeras horas, donde sólo un enfrentamiento verbal entre adherentes de uno y otro candidato rompió el transcurso de una jornada electoral que empezó a las 07:00 horas (10:00 GMT).
Tras nueve horas de funcionamiento, las primeras mesas comenzaron a cerrar a las 16:00 horas (19:00), y sólo dos horas después el subsecretario del Interior, Patricio Rosende, ofreció los primeros resultados, con el 60,32% de los votos escrutados.
Las cifras otorgaban a Piñera una ventaja de 3,75 puntos, y tanto los líderes de la Concertación como el propio Frei se apresuraron a reconocer sin ambigüedades ni ambages el triunfo de su rival.
También la presidenta socialista, Michelle Bachelet, que el próximo 11 de marzo traspasará el mando a Piñera, cumplió con la "tradición republicana" de llamar por teléfono al presidente electo, como ya se había comprometido horas antes.
En una conversación distendida, Bachelet felicitó a Piñera y dialogó también con su esposa, Cecilia Morel.
La mandataria llamó después a Frei, y poco después el perdedor de los comicios se presentó en un acto público junto a Piñera.
Piñera hizo entonces un "llamado a la unidad de los demócratas" y resaltó que "para tener un buen país necesitamos no sólo un buen gobierno, también necesitamos una buena oposición", un llamamiento al que Frei respondió con altura de miras.
"Quiero desearle éxito al nuevo presidente, que le vaya bien, porque así le va bien a Chile", dijo Frei, cerrando así un encuentro en el que los dos candidatos mostraron su compromiso con la democracia y por hacer de Chile un país mejor.
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