jueves, 24 de diciembre de 2009

Travesuras y perversidades del Niño Jesús

Federico Arreola

Leo en www.publico.es que Jesús era un niño perverso. Un dato que da, y no quita, simpatía a este personaje. Porque los niños perversos son, invariablemente, los más entretenidos. Pero veamos la historia.

Según el diario español Público, “del Niño Jesús, omnipresente en estas fechas en el orbe cristiano, se desconoce casi todo, más allá de su nacimiento en Belén”.

Para remediar esa falta, textos sobre la infancia de Jesús “de lo más variopintos han sido recopilados ahora por Alberto Manguel en Las aventuras del niño Jesús (RBA)”.

Pública cita a Manguel: “Creamos en Cristo o no, nadie puede negar la importancia fundamental que tiene en el imaginario universal… en un momento en el cual la Iglesia (católica) está en un conflicto profundo con el Papa actual tratando de volver a prejuicios que trataron de ser combatidos en la Edad Media, quizá sea útil tratar de entender cuál fue verdaderamente la figura de Cristo”.

¿Y cómo era Jesús?

Para responder a esa pregunta, Manguel ha recopilado relatos “que van de lo más ortodoxo, como los sacados del evangelio de Lucas, a lo heterodoxo: los evangelios apócrifos y gnósticos, las fuentes islámicas o de Jacobo de Vorágine”.

La literatura apócrifa, tal vez la más interesante, comienza menos de un siglo después de la muerte de Jesús cuando “sus seguidores empezaron a contar o inventar escenas de su infancia que los evangelistas obviaron y que hablaban de actos sobrenaturales con tintes de cuentos de hadas”.

También los musulmanes atribuyeron al Niño Jesús actos milagrosos y características divinas y lo ficharon, como profeta, para el Corán. De ahí que “cientos de textos sobre Jesús y sus enseñanzas aparecieron en manuales de ética, filosofía y misticismo árabes entre los siglos VII y XVIII en el vasto mundo musulmán, desde Al-Andalus hasta China”.

Pero, ¿por qué Jesús fue un niño perverso? Porque, según la literatura europea medieval, era un niño travieso en exceso que abusaba de su poder cuando se enojaba con sus amigos: “Llega a fulminar a otros pequeños por no querer jugar con él o pretender subirse como él a un rayo de luz”.

Bueno, ya presentado así, como que el Niño Jesús me empieza a caer bien.

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