jueves, 24 de marzo de 2011

Renunció a su liderazgo político el Dalai Lama

Alicia Cardenas
China Files

PEKIN.- Cada marzo, el gobierno chino moviliza tropas en la región tibetana, cierra las fronteras a turistas extranjeros y refuerza su vigilancia a activistas e intelectuales. Cada marzo, en Dharamsala, la ciudad india devenida en refugio de la comunidad tibetana en exilio, se prenden velas en nombre de los mártires y se hacen marchas con tonos nacionalistas.

El Dalai Lama recuerda a quienes perecieron en la lucha y condena, de forma diplomática, la represión del gobierno chino. Por su parte, cada marzo Pekín publica los avances en la región tibetana -este año el turno fue para los ferrocarriles- y alaba la liberación del pueblo del dominio feudal. Cada marzo, en China y en el mundo, chocan las ideologías frente a la causa tibetana.

Pero esta vez las cosas tomaron un nuevo color. Ayer, en pleno día conmemorativo de los 52 años del levantamiento del pueblo tibetano, el Dalai Lama anunció su renuncia como líder político. "Desde 1960 vengo resaltando que los tibetanos necesitan un líder, elegido libremente por el pueblo y a quien yo pueda delegar el poder", dijo en su discurso.

"Mi deseo de delegar autoridad no tiene que ver con un deseo de eludir responsabilidad. Es para beneficiar a largo plazo a los tibetanos", aclaró.

A sus 75 años, el actual Dalai Lama se encuentra ante la encrucijada de liderar un pueblo en exilio, mantener unidos a los tibetanos en China y promover las tradiciones religiosas. Todo esto sin levantar grandes roces con China y pensar en un común acuerdo para regresar a su tierra y proteger a quienes siguen allí.

Lo que aún mantiene unido al pueblo tibetano en el exilio y que cohesiona a los nómadas que habitan la planicie tibetana en China es la religión. Su influencia llegó a ser tan fuerte que China giró esta devoción a su favor y culpó a la religión del atraso social y económico de este país.

Mao Tse-tung calificó al país de feudalista y criticó el poder que tenían los lamas sobre los tibetanos. Aún hoy rigen estas premisas y son las respuestas comunes que se obtienen al indagar a los chinos sobre la situación tibetana. China liberó a los tibetanos del sistema opresivo y feudal que promovía el Dalai Lama.

Si bien es cierto que la estructura social tibetana favorecía a los lamas, históricamente la religión fue el símbolo político, cultural y social del Tíbet. Y China, al reprimir la sociedad y forzar un exilio, terminó por resumir en una sola persona, el actual Dalai Lama, estos símbolos.

Con aires modernos, ya en el exilio, decidió darle cohesión a la comunidad tibetana bajo los conceptos de democracia, igualdad y pacifismo.

El proceso democrático comenzó con el establecimiento de un gobierno en el exilio, la creación de un Parlamento y la promoción de figuras políticas en un espacio pluralista.

Sin embargo, la democratización del Estado "imaginario" fue difícil, especialmente por problemas de corrupción y represión, como apunta el tibetólogo Mauro Crocenzi: "La crítica no va al Dalai Lama sino a la maquinaria monástico-conservadora que lo sostiene, una fuerza política que no ve con buenos ojos las transiciones políticas".

Por eso dentro del mismo sistema hay quienes no apoyan todo el poder que tiene el Dalai Lama. Muchos no quieren seguir su política antimilitar y pacifista y otros se cuestionan el futuro político y religioso después de su muerte.

La decisión del Dalai Lama apuntaría a resolver estas inquietudes. En el lado político, otorgaría el poder -con la bendición religiosa- a un laico con influencia dentro de la comunidad.

Quien mejor se perfila es el profesor de derecho de Harvard Lobsang Sangay, un experto en derechos humanos que puso a debatir, en una misma sala, a intelectuales chinos y tibetanos por igual.

En el lado religioso, enfrenta uno de los mayores problemas del budismo tibetano: su sucesor. El Dalai Lama no se designa. Reencarna. Y quien encuentra su reencarnación y lo educa para convertirse en el líder espiritual es el Panchen Lama. El Dalai debía hacer lo mismo, basando en estas dos figuras fundamentales la continuidad del budismo tibetano.

Sin embargo, el niño Gedhun Choekyi Nyima, señalado como el undécimo Panchen Lama, está custodiado por el gobierno chino desde 1995, que designó a Gyaincain Norbu el "verdadero" Panchen Lama. El fue parte de la Conferencia Consultiva Política de China, reunida hace poco y en la que afirmó que el pueblo tibetano "nunca había sido así de libre".

DALAI LAMA
Jefe espiritual y político de Tibet

  • Nombre real: Tenzin Gyatso
  • Edad: 75 años (nació en 1935)
  • Origen: Takster, China


Gyatso, la 14a. reencarnación del Dalai Lama, fue reconocido en el cargo en 1950, con sólo 15 años. En 1959, tras la sangrienta invasión de China al Tíbet, abandonó el país ayudado por la CIA y se exilió en Dharamsala, India, desde donde guió a su pueblo hasta la actualidad sin renunciar al retorno al poder. Admirador de Gandhi y amigo personal del fallecido papa Juan Pablo II, Gyatso escribió más de 60 libros y es aficionado a la jardinería, la meditación y la lectura de los antiguos textos tibetanos o mantras. En 1989 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz.

No hay comentarios: